miércoles, 11 de agosto de 2010

Los primeros testimonios


Los dos primeros testigos del juicio, el director del diario La Arena, Saúl Santesteban, y el ex sindicalista Miguel Angel Maldonado, declararon en la primera jornada del juicio.

Santesteban fue el primero en brindar su testimonio, dijo que durante la dictadura fue secuestrado en su domicilio el 24 de marzo de 1976 a pocas horas de producido el golpe de Estado por un operativo militar. "Era mi tercera detención, ya tenía experiencia por mi actividad periodística", dijo.
"Estaba en mi casa con mi esposa y mis cuatro hijos, uno estaba estudiando en Buenos Aires, y se produce un allanamiento, que era algo más. Un oficial del Ejército entró al dormitorio, con un soldado, y me ordenó vestirme. Salí al exterior, subí a la caja de un camión y me llevaron detenido junto a (Victorio) Vlasich. Fuimos los primeros en llegar a la Colonia Penal", dijo.

Durante su declaración, Santesteban, aunque no hizo acusaciones directas hacia los nueve represores, trató de informar sobre el estado de terror que vivía el país. De hecho, el diario LA ARENA había recibido un atentado con una bomba en su sede de la calle 25 de Mayo en agosto del 75, su director había sido amenazado por la Triple A y desde noviembre de 1975 Raúl Celso D'Atri, hijo del fundador, había sido detenido por su actividad política y estaba preso en una cárcel de máxima seguridad.

Sí hubo nombres cuando recordó el hecho de la detención de D'Atri: "ya estaba instalado el terror. Cuando detuvieron a mi cuñado fui hasta la casa de su esposa y ahí fueron los policías. Estaban Constantino y Aguilera. Constantino me dijo 'Usted viene también'. Y estuve preso esa noche en la Seccional Primera".

Durante la dictadura, Santesteban estuvo detenido hasta el 14 de abril en la Colonia Penal. Allí observó desde la rendija de su celda cómo le tomaban fotografías a otros cincuenta detenidos en otra habitación. "Estaban Maldonado, Nicoletti, 'Pepe' Brinatti, (Roberto) Gil y (Hermes) Accátoli, Victorino García, el diputado (Erberto) Cuevas. Covella que era ministro", indicó.

El periodista estuvo incomunicado hasta que fue interrogado a comienzos de abril por el comisario Guevara Núñez. "Me di cuenta -continuó- por qué estaba cuando me preguntaron si había escrito una serie de artículos cuando hubo razzias en noviembre del 75. En esos artículos consideré que eran disparatados los procedimientos porque no había actos terroristas en la provincia o enfrentamientos armados. No se podía poner bajo el PEN a los detenidos si eran sospechosos, sino llevarlos ante sus jueces naturales, porque estábamos en un estado de derecho".

El pasaje más importante de su declaración llegó cuando dijo que "hubo un incidente que los hechos que se producían entonces me hicieron omitir de denunciarlo. En el pabellón había unos cincuenta presos y nos llevaban de a uno al baño. Hasta que decidieron, al darse cuenta del maltrato, que fuéramos de a dos. Fui con Roberto Gil, al que conocía bastante, y me preguntó 'che, flaco, ¿cómo te trataron a vos?' Le respondí que dentro de todo, bien. 'A mí me rompieron el alma', dijo, y se levantó la camiseta y me mostró que tenía el abdomen convertido en una morcilla".
"Cuando salí, dije 'esto lo denuncio'. Me reintegro y digo a mis compañeros lo que iba a hacer y me dicen 'vos estás loco. Nos quedamos sin trabajo'. Y además, a quién podíamos denunciar el caso, si no había autoridad para hacerlo. Hay que estar en esos momento", comentó.

"No era peligroso"

Luego fue el turno de Maldonado, que durante los años 70 fue secretario general del combativo gremio de los municipales hasta que fue detenido el 24 de marzo a la madrugada. Estuvo preso en la Unidad Penal 4 y luego, en septiembre de ese año, fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad en Trelew, donde pasó meses de maltrato.

El ex sindicalista relató que fue detenido "por nuestra actividad, que nosotros entendíamos debía servir a los trabajadores, en buscar la justicia y la verdad".

El día del golpe fue apresado en su casa por una comisión policial y quedó a disposición de la Subzona 14. "Estuve sin causa ni proceso hasta que me pusieron a disposición del PEN", relató.

La acusación más grave de Maldonado llegó al recordarles a los represores, en diferentes momentos, mirándolos, que "en todo ese tiempo estos señores sabían quién era yo. Tuvieron suficiente tiempo para decir que no tenía que estar preso porque sólo era dirigente sindical, no era peligroso. No hicieron nada para que no me trasladen afuera de la provincia. Estas personas de Santa Rosa ¿cómo se comportaban con su familia? No sé cómo pueden mirar a la sociedad o a sus hijos con lo que han hecho. Primero hay arrepentirse y hasta ahora ninguno, de Videla para abajo, lo ha hecho".

Maldonado indicó que mientras estuvo en la Colonia Penal un día lo esposaron y lo vendaron y lo llevaron así hasta un lugar que pudo haber sido la Seccional Primera. Allí fue interrogado. "Les llamaba la atención que siendo sindicalista no tuviera casa ni auto. Ese era el merecimiento de estar preso. Yo era de la democracia cristiana y me pusieron que era del Partido Comunista Cristiano. No sé que libro habrían leído. Al terminar, apareció otro, me sacaron la venda y me hicieron firmar una hoja", comentó.

Durante su detención en Santa Rosa, el testigo dijo que compartió la cárcel con Accátoli "que llegó muy golpeado, todo marcado con hematomas, por todos lados". También con Covella, Hugo Ferrari y Gil, que tenía "un hematoma color negro en el abdomen".

Aunque los hechos no tuvieron que ver con los casos que se están juzgando en el TOF de Santa Rosa, la mayor parte de la declaración de Maldonado giró en torno a las torturas y padecimientos que tuvo que vivir él y sus compañeros pampeanos a partir de que fueron subidos a un avión del Servicio Penitenciario Federal para ser trasladados a Trelew.

El ex sindicalista relató diferentes maltratos. En un momento recordó: "Nos ataron al piso del avión y nos golpearon hasta llegar a Neuquén. Se tuvo que volver a Santa Rosa y fue con el mismo trato. Después otra vez a Trelew. Ahí abrieron la puerta del avión y gritaron 'carne para los tiburones', y a alguien tiraron".

No hay comentarios:

Publicar un comentario