La ex detenida política Raquel Barabaschi fue la testigo encargada de indicar a los jueces del Tribunal Oral Federal de Santa Rosa los lugares donde eran alojadas y donde eran torturadas las víctimas, en una inspección ocular del edificio de la Seccional Primera de Santa Rosa, donde funcionó el principal centro clandestino de detención de la provincia de La Pampa durante la dictadura militar.
Athos Reta fue el único de los represores imputados que quiso estar presente en el recorrido, actiud que según el diario La Arena, se tomó “más como una forma de presión que de contribuir.” Incluso algunos testigos señalaron que se le vio sonreír en algunos pasajes del recorrido.
En los años 70, cuando era territorio de la Subzona 14, en la planta baja funcionaba la comisaría y en sus calabozos eran alojados los detenidos. En la planta alta, sede de la Unidad Regional I, eran llevados por las noches y torturados por los miembros del grupo de tareas.
Barabaschi indicó al juez Tripputi y los demás presentes cómo era el lugar hace más de treinta años, y que reconoció a pesar de las modificaciones realizadas en su estructura realizadas hace décadas. Al respecto el abogado de la Fundación Liga Argentina por los Derechos Humanos, Leonel Curutchagüe consideró que "es bueno que la víctima pueda estar en el lugar para que los jueces puedan hacer el mapa mental del lugar. Esto pasó por ejemplo con la Esma".
Al salir del recorrido, visiblemente conmovida, la ex detenida y una de las principales impulsoras de la causa, expresó que "es difícil después de décadas recorrer los mismos pasos que hace 34 años atrás, pero es necesario para la verdad y la justicia y contra la desmemoria. Por eso hacemos este esfuerzo de estar de pie", concluyó.
Athos Reta fue el único de los represores imputados que quiso estar presente en el recorrido, actiud que según el diario La Arena, se tomó “más como una forma de presión que de contribuir.” Incluso algunos testigos señalaron que se le vio sonreír en algunos pasajes del recorrido.
En los años 70, cuando era territorio de la Subzona 14, en la planta baja funcionaba la comisaría y en sus calabozos eran alojados los detenidos. En la planta alta, sede de la Unidad Regional I, eran llevados por las noches y torturados por los miembros del grupo de tareas.
Barabaschi indicó al juez Tripputi y los demás presentes cómo era el lugar hace más de treinta años, y que reconoció a pesar de las modificaciones realizadas en su estructura realizadas hace décadas. Al respecto el abogado de la Fundación Liga Argentina por los Derechos Humanos, Leonel Curutchagüe consideró que "es bueno que la víctima pueda estar en el lugar para que los jueces puedan hacer el mapa mental del lugar. Esto pasó por ejemplo con la Esma".
Al salir del recorrido, visiblemente conmovida, la ex detenida y una de las principales impulsoras de la causa, expresó que "es difícil después de décadas recorrer los mismos pasos que hace 34 años atrás, pero es necesario para la verdad y la justicia y contra la desmemoria. Por eso hacemos este esfuerzo de estar de pie", concluyó.
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