Máximo Pérez Oneto, el médico de la Policía provincial durante la dictadura militar y que está sospechado de haber colaborado con las torturas cometidas por el grupo de tareas de la Subzona 14, trató de despegarse de cualquier relación con los ex oficiales de la Policía acusados de secuestros y torturas y afirmó que “nunca” vio “un torturado en la Seccional Primera”.
Citado de urgencia ante el pedido del abogado querellante de que fuera detenido en forma inmediata en función de todos los testimonios que lo mencionan como colaborador de los represores, Oneto aseguró que durante la dictadura se "limitaba" a "revisar a detenidos, a los que requirieran asistencia médica o se la solicitaran a él" a través del comisario o del jefe de guardia. "Mis tareas fueron pura y exclusivamente desde el punto de vista médico", resaltó y agregó que todas la revisaciones las volcaba en un libro de guardia y que recibía órdenes del jefe de la fuerza, Baraldini, y del subjefe, Roberto Constantino.
Su testimonio será recordado por otras dos frases en las que se resguardó en todo momento de hablar más de la cuenta: "No recuerdo" y "No tengo presente". Pero la que resultó poco creíble y en la que hicieron luego eje los querellantes y los jueces fue: "Nunca vi un detenido golpeado o torturado. Ni nunca ningún detenido me dijo que había sido golpeado o torturado en toda mi vida de médico policial".
Afirmó además que en los primeros años del Proceso trabajó por un momento solo y luego fueron tres los médicos: él, Juan Héctor Savioli y Miguel Aragón. Su tarea, según sus dichos, "siempre fue matutina", "no subió a la planta alta" de la Seccional donde se torturaba y no se hacía una distinción entre los detenidos comunes y los de la Subzona 14.
Las preguntas comenzaron a dejar al desnudo lo que el declarante intentó ocultar con algunas frases preparadas. Fue interrogado si sabía que era la Subzona 14. "Todo el mundo sabía eso", dijo, pero enseguida aclaró "no sabía para qué estaba".
Fue consultado sobre si sabía el motivo de la detención de alguno de los detenidos que atendía o si alguno le había manifestado que había sido golpeado, Pérez Oneto indicó que "yo nunca preguntaba nada".
Le mencionaron a varios ex detenidos que fueron torturados como Rodolfo De Diego, Larrañaga, Raquel Barabaschi y Clemente Bedis, a los que no recordó. Sí lo hizo con Justo Ivalor Roma, Mireya Regazzoli y Héctor Zolecio. Del primero no evocó por qué lo había atendido, y aseguró que había fallecido -está vivo-; y de Zolecio que lo atendió porque tenía dificultades para deambular en la Seccional Primera y que lo trasladó al hospital, lo que "me agradeció siempre".
Pérez Oneto si recordó cuando el juez Coscia le mencionó la declaración de la mañana de Larrañaga, en la que dijo que lo había visto en el primer piso de la Seccional y de que ambos habían sido vecinos de la infancia. "Sí, ahora lo ubico, por el nombre no lo ubicaba", afirmó el profesional. Aunque nuevamente se excusó sobre su estado: "Yo he visto tantos (detenidos), y cientos de pacientes".
En un momento el juez Tripputi le consultó por qué pasaron hasta ahora frente al tribunal varias personas que denunciaron torturas, pero en las copias de sus dictámenes Pérez Oneto sólo colocaba "sin novedad" a su estado de salud. “¿Cómo pudo pasar por la Seccional Primera y no haber visto nada?", le dijo, y el médico ahí sí llegó a reconocer su firma en uno de los informes elevados al mayor Baraldini en el que figuran Nery Sanders de Trucchi y otro detenido que habían sido torturados. En ambos, incluidos en el sumario administrativo de 1984, ambos figuraban con el clásico "sin novedad".
Citado de urgencia ante el pedido del abogado querellante de que fuera detenido en forma inmediata en función de todos los testimonios que lo mencionan como colaborador de los represores, Oneto aseguró que durante la dictadura se "limitaba" a "revisar a detenidos, a los que requirieran asistencia médica o se la solicitaran a él" a través del comisario o del jefe de guardia. "Mis tareas fueron pura y exclusivamente desde el punto de vista médico", resaltó y agregó que todas la revisaciones las volcaba en un libro de guardia y que recibía órdenes del jefe de la fuerza, Baraldini, y del subjefe, Roberto Constantino.
Su testimonio será recordado por otras dos frases en las que se resguardó en todo momento de hablar más de la cuenta: "No recuerdo" y "No tengo presente". Pero la que resultó poco creíble y en la que hicieron luego eje los querellantes y los jueces fue: "Nunca vi un detenido golpeado o torturado. Ni nunca ningún detenido me dijo que había sido golpeado o torturado en toda mi vida de médico policial".
Afirmó además que en los primeros años del Proceso trabajó por un momento solo y luego fueron tres los médicos: él, Juan Héctor Savioli y Miguel Aragón. Su tarea, según sus dichos, "siempre fue matutina", "no subió a la planta alta" de la Seccional donde se torturaba y no se hacía una distinción entre los detenidos comunes y los de la Subzona 14.
Las preguntas comenzaron a dejar al desnudo lo que el declarante intentó ocultar con algunas frases preparadas. Fue interrogado si sabía que era la Subzona 14. "Todo el mundo sabía eso", dijo, pero enseguida aclaró "no sabía para qué estaba".
Fue consultado sobre si sabía el motivo de la detención de alguno de los detenidos que atendía o si alguno le había manifestado que había sido golpeado, Pérez Oneto indicó que "yo nunca preguntaba nada".
Le mencionaron a varios ex detenidos que fueron torturados como Rodolfo De Diego, Larrañaga, Raquel Barabaschi y Clemente Bedis, a los que no recordó. Sí lo hizo con Justo Ivalor Roma, Mireya Regazzoli y Héctor Zolecio. Del primero no evocó por qué lo había atendido, y aseguró que había fallecido -está vivo-; y de Zolecio que lo atendió porque tenía dificultades para deambular en la Seccional Primera y que lo trasladó al hospital, lo que "me agradeció siempre".
Pérez Oneto si recordó cuando el juez Coscia le mencionó la declaración de la mañana de Larrañaga, en la que dijo que lo había visto en el primer piso de la Seccional y de que ambos habían sido vecinos de la infancia. "Sí, ahora lo ubico, por el nombre no lo ubicaba", afirmó el profesional. Aunque nuevamente se excusó sobre su estado: "Yo he visto tantos (detenidos), y cientos de pacientes".
En un momento el juez Tripputi le consultó por qué pasaron hasta ahora frente al tribunal varias personas que denunciaron torturas, pero en las copias de sus dictámenes Pérez Oneto sólo colocaba "sin novedad" a su estado de salud. “¿Cómo pudo pasar por la Seccional Primera y no haber visto nada?", le dijo, y el médico ahí sí llegó a reconocer su firma en uno de los informes elevados al mayor Baraldini en el que figuran Nery Sanders de Trucchi y otro detenido que habían sido torturados. En ambos, incluidos en el sumario administrativo de 1984, ambos figuraban con el clásico "sin novedad".
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